viernes, 2 de septiembre de 2011

Capitulo 3


"SCARLET LAKE" - CAPÍTULO 3:

Narrado por: CASSIE.

Los tres se acercaron a mí, Blake se sentó a mi lado, con cara de pocos amigos. La enfermera, que ahora distinguía bien por tu uniforme desgastado, hablaba con Aitor, en un tono bajo, casi susurrando. No querían que supiese lo que decían. Pero por los gestos de ambos, debían de estar discutiendo. Aitor intentaba mantener la calma, lo notaba por la forma en que abría y cerraba las manos, como si tuviese una pelota antiestrés. Su sonrisa curvada me hacía pensar que no le gustaba en absoluto las palabras de la enfermera. Se me hacía raro tenerle tan cerca, pero tan lejos a la vez.
- ¡Tierra llamando a Cassie!
- ¿Qué? Ah. Hola. -miré hacia él y vi algo extraño en su expresión. De verdad tenía cara de pocos amigos, pero intentaba ocultármelo. Aunque no era sólo eso lo que notaba en Blake. Había algo más, algo pasaba con todos. Algo que yo no sabía. Algo que no me querían contar.
- Blake, ¿te puedo hacer una pregunta? -le miré a los ojos, intentando descubrir algo en ellos que me ayudase a entender lo que estaba pasando.
- Claro que sí... -intrigado.
- ¿Qué narices os pasa a todos? Tú estás con una cara de amargado que es impresionante, aunque lo intentes disimular. La enfermera y Aitor están discutiendo y lo hacen en voz baja para que yo no me entere. Enserio Blake, dímelo.
- Está bien, Aitor me va a matar por esto pero me da igual. Em, cuando te diste el golpe en la cabeza por culpa de la novia de Shrek y caiste al suelo redonda... Aitor se volvió un poco loco. Salió corriendo a socorrerte y le dijo a Fiona unas barbaridades increíbles. Sabía cosas de ella Cassie. Cosas que tú le debiste contar en algún momento... Se pasó, o no. No sé. Pero al ser un profesor, todo este rollo seguro que le traerá problemas.
- ¿Qué cosas le dijo? ¿Y eso que tiene que ver con tu enfado o con la enfermera? -confusa.
- Le dijo que estaba mal de la cabeza, que su envidia hacia ti era desmedida. Que era una maldita psicópata. Que podría haberte hecho mucho daño. Que no te llegaba ni a la suela de los zapatos y que te dejase empaz de una vez. Y más cosas, gritando. Se le veía furioso, de verdad. Y bueno, mi enfado... es que no lo comprendo. ¿Vosotros dos...que os traéis? Él está por ti, loco por ti sería más exacto. Yo pensaba que... en fin, da igual. Lo que pasa con la enfermera es que ella quería hacerte saber todo lo ocurrido, no engañarte. Pero el se negaba rotundamente, decía que no quería que te sintieses culpable si le despedían. Pero yo no me lo trago.
- Tengo que hablar con él. Y con el director. No puedo permitir que Fiona me dé un bombazo en la cara y encima quede ella de víctima. No me da la gana. -intenté levantarme pero Blake no me lo permitió.
- No seas tonta. Todavía no te puedes levantar, no estás totalmente recuperada. El golpe ha sido bueno. ¡Esa chica debió ser por lo menos campeona de lanzamiento de disco en otra vida! Tienes una herida en la frente y la cara magullada. Ahora se te ha deshinchado un poco la nariz pero antes la tenías guapa... -me acarició esa zona, con mucha delicadeza.
- Esto... deberías ir a clase... LLama a Aitor, por favor -sonreí.
- Claro, Aitor... -suspiró y se fue.
Ahora debía enfrentarme a Aitor, aunque me encante que se preocupe por mí, que me cuide y me defienda. No podría soportar que se fuese... Lo que no tengo muy claro es, si por la culpabilidad que sentía en aquel momento o... simplemente porque lo quería a mi lado.
- Me ha dicho ese tal Blake que querías hablar conmigo... -distante.
- Sí. Siéntate -intentando sonar segura.
- No, estoy bien así... -sonrió forzadamente.
- Como quieras. Primero, Blake me ha contado lo sucedido. Explícame eso.
- Sus ojos se pusieron como platos, de verdad pensaba que no me iba a enterar- ¿Qué te contó exactamente?
- Lo que pasó. Ahora, ten los huevos de decirmelo tú. -igual me había pasado un poco,
- Vale, se me fue un poco de las manos, pero es que todavía no me he hecho a la idea de ser únicamente tu profesor... Esa chica se pasó y se lo dije, nada más. Aunque eso ahora ya no importa. ¿Eso es lo que querías saber? Pues ya está.
- No me hables así. No eres mi profesor, eres mi amigo, mi mejor amigo ante todo. Incluso más, aunque eso según tú no importe. Sí, parece que se te fue un poco la pinza, pero te diré la verdad: me gusta que hagas esas cosas por mí, gracias. Aún así, me parece una estúpidez que pagues por esta tontería un precio tan alto como el despido. Voy a hablar con el nuevo director y quería hacértelo saber.
- Tú también eres importante para mí, no sabes cuanto.  Por eso hice lo que hice y haré lo que tengo que hacer. -se dirigió a la puerta, hechó un leve vistazo hacia mí al marcharse y se fue.
Odio que haga eso. Le conozco, se va a hechar todas las culpas y él mismo dimitirá. Eso si no hacía nada al respecto.
Esperé a que la enfermera se fuese a la cafetería, salí de puntillas por el pasillo y llegué al despacho del director. En la puerta ponía su nombre: Gaspard Livingstone.
Toqué la puerta sonoramente un par de veces y oí su grave voz invitándome a entrar. La abrí y vi la escena con recelo. Fiona, el director Livingstone y Aitor.
- Buenas, señorita Adams. Un gusto tenerla tan recuperada. Ahora mismo estabamos hablando de lo sucedido. Siéntate.
-Hice lo que me dijo- Pongamos las cartas sobre la mesa. Yo vine aqui para que Aitor no salga perjudicado. Habla claro, ¿piensas despedirlo por defender la integridad física de una alumna? -uy, que bien hablo- Aquí la única "víctima" soy yo, por lo tanto creo que tengo el derecho de pedir este favor. No le despida. No se lo merece. Aquí sólo Fiona se merece un castigo. Porque de una cosa estoy segura, todo esto no ha sido un simple accidente que le puede ocurrir a cualquiera. A mi esta chica no me vende la moto así como así. No se a tí.
- La decisión que vaya a tomar no es asunto tuyo. Además, ¿a qué se debe tu interés por lo que le pueda pasar al profesor del gimnasia?
Ahí me pilló. Pero yo no me iba a echar atrás.
- Más bien tengo interés en la justicia. Y sí, es asunto mío. La que tiene la cabeza como un bombo ahora mismo soy yo.
- Está bien, te propongo algo. No despediré al profesor, con la condición de que Fiona y tú no me causéis más problemas. Este tipo de comportamientos no me gustan nada. La próxima vez os echaré a los tres del internado sin contemplaciones. ¿Entendido?
- Sí. -al unísono.
- Ya pueden retirarse. -giró el sillón de piel en el que estaba sentado y nos dió la espalda.
Fiona me miró con cara de sapo venenoso. No se había salido con la suya, eso me alegraba. Por su parte, Aitor, estaba disperso, distante.
Decidí no hablar con él. Ninguno de los dos estaba preparado. Preferí volver a la habitación y contárselo todo a Amy. Ella sabía perfectamente el rollo que me traía con Aitor, aunque yo nunca se lo hubiese confesado.
Me dirigí a la habitación, durante el paseo por los pasillos hasta llegar allí estuve pensando como sería el resto del curso para mí. Teniéndole a él como profesor. Ya nada volvería a ser como antes, nunca había odiado tanto la palabra "profesor" como ahora.
Mientras iba absorta en mis pensamientos choqué contra alguien. Blake. Estaba con una camiseta básica blanca y unos pantalones cortos de deporte. Notaba sus músculos contraerse y su sonrisa curvarse. Parecía que mi presencia no le agradaba.
- Hola... -se frotó la frente.
- Buenas. Te veo un poco frío conmigo... ¿Pasa algo que deba saber?
- Nada que debas saber.
-Esas palabras habían sido como un buen derechazo en el estómago, estaba K.O- Oh. Entiendo. Adiós.
- Cassie... -me agarró del brazo- Nada que debas saber... por ahora. -sonrió y me soltó, lléndose por donde había venido.
¿Cómo se come eso? Nada que debas saber por ahora. ¿Me lo había dicho por cortesía? ¿Para que no me sintiera mal? No entiendo nada, llevo un día aquí y estoy más confusa de lo que he estado en toda mi vida.
Llegué a mi habitación y me encontré a Amy frotándo sus pantalones con mucho ahínco. Parece que no soy la única que tuvo un mal día. Suspiré y me acerqué a ella.
-¿Qué te ha pasado?
- Yasmine. ¿A tí?
- Fiona... Esto merece una buena venganza.
- Sí. Pero eso más adelante... ¿Qué tal con Aitor?
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Ya se había enterado de lo de Aitor?
- Eh... Bueno, mal. Está raro. Y si a eso sumamos que casi le despide hoy el nuevo director...
- ¿Cómo? ¿Qué ha hecho? -sorprendida.
- Nada. Le cantó las cuarenta a Fiona por golpearme en la cabeza con un balón de baloncesto y mandarme a la enfermería directa. Me dejó K.O la muy asquerosa -me reí, para quitarle importancia al asunto.
- Bueno, dejémoslo. Me duele la cabeza todavía. Mañana será otro día... Esperemos que algo mejor -suspiró y se metió en la cama.

Al día siguiente, me levanté con las pilas renovadas. Decidida a tener un día decente, sin que las idioteces de Fiona ni los problemas de chicos que rondaban mi cabeza me afectasen.
Mientras desayunaba en la cama, Amy ordenaba su mochila. No me apetecía desayunar en el comedor como el resto de los alumnos, asi que decidí no ir con los demás a tomar la leche y las galletas que la cocinera; Susan,preparaba día tras día. Amy no solía desayunar, por lo que me acompañaba en la media hora que teníamos hasta que comenzase la primera clase.
-¿Tú le quieres? -me espetó, sin venir a cuento.
Se refería a Aitor, de eso estaba segura. Decidí ser sincera conmigo misma y con mi mejor amiga, no tenía sentido seguir mintiendo (tan mal) y negar la evidencia.
-Sí, y ese es el problema.
-¿Cómo puede ser eso un problema?
-Porque el amor romántico del que tú hablas es una fantasía. Un día te despiertas de golpe y ves la realidad. -Dije con sinceridad, más sinceridad de la que esperaba.
-¿Y qué te despertó de golpe?
-El darme cuenta de que tal vez nunca sea para mí.
Esas palabras retumbaron en mi cabeza durante un buen rato, pero al sonar el timbre, se borraron mágicamente. Había decidido que hoy sería diferente, que disfrutaría de cada segundo; y así sería.
Salimos juntas al pasillo, pero a mitad de camino Amy se despidió de mi. Seguí sola, subiendo las escaleras hasta la segunda planta. Antes de subir el último escalón vi a dos personas hablando como si el tema de conversación fuese secreto de estado. Mi curiosidad aumentó notablemente cuando me di cuenta de quienes eran esas dos personas. Blake y Hugh. Decidí espiarles un poco (bastante), no pude evitarlo. Después del extraño encontronazo que tuve con Blake, tuve la necesidad de entenderle. Aunque fuese de una forma un poco sucia.
 -Tienes miedo. -confirmó Hugh.
-¿Qué?
-Sí, que tienes miedo. Porque a ellas sólo te las tiras y de Cassie puede que te enamores.
-No si puedo evitarlo. -añadió Blake, con seriedad.
-¿Ves? Ya lo has vuelto a hacer...
-¿Hacer qué?
-Parecer un cobarde. -conluyó y se fue; dejando a Blake con una expresión indescifrable.
¿Blake enamorado de mi? No. Debí de entender mal. Él era el típico chico ligón y macarra que no demostraba ningún afecto especial por ninguna chica. Se podría decir que para él eran de usar y tirar. ¿Sería esa la razón del extraño comportamiento de ayer? Seguramente. Aunque otra pregunta rondaba mi cabeza con más intensidad... ¿Qué hago ahora? Una pregunta sin respuesta.